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martes, 14 de enero de 2014

Iglesias y Monasterios de Madrid: Las Carboneras

Monasterio del Corpus Christi: Las Carboneras

El Convento, una de las joyas de la arquitectura y del arte barroco madrileños, ya ha cumplido sus cuatrocientos años de vida.
El Monasterio del Corpus Christi, más conocido como Las Carboneras, está habitado por las monjas jerónimas desde 1605. Su fundadora fue Beatriz Ramírez de Mendoza, bisnieta de Beatriz Galindo “La Latina” y de Francisco Ramírez el Artillero.
En el prólogo de un libro editado con motivo de la celebración de su IV Centenario, Las Carboneras IV Centenario (1605-2005), de Vicente Benítez Blanco, dice la Priora que cuando por obligación tienen que salir a la calle, el ruido les aturde, no están muy acostumbradas, pero cuentan que les gusta darse a conocer y que comprendamos cómo es su vida. La iglesia suele estar abierta, no hay ningún impedimento para poder visitarla, como ocurre con algunas otras en Madrid, y está llena de obras de arte, destacando el Retablo Mayor, que incluye la magnífica “Santa Cena” de Vicente Carducho, pintor de la Corte de Felipe III. Este retablo tiene un gran valor artístico, y también histórico ya que se conserva en su lugar desde que fue inaugurado en 1625.
Las hermanas se ayudan económicamente con la venta de dulces. Y dulce resulta el simple hecho de comprarles una bandejita de pastas, os lo aseguro.
Después de llamar al portero automático, una amable monja te abre y después de traspasar la rotunda puerta junto a la iglesia accedes a un precioso zaguán que en otro tiempo fueron las caballerizas.
Escalera con la balaustrada de madera, los techos con vigas
 del mismo material, el banquito de cerámica.



 

Para llegar al torno hay que pasar dos patios pequeñitos, deliciosos y acogedores, 
con sus ventanitas, rejas, una campanita, la pila...

Junto a la puerta reglar, está el torno. Tras él, la voz de una hermana a la que no puedes ver, te atiende siempre con amabilidad.





          El convento tras sus rejas y blancos visillos también esconde numerosas obras de arte, normalmente vedadas ya que se trata de un monasterio de clausura, aunque en raras ocasiones algunas se han podido admirar en exposiciones, gracias a las hermanas que de vez en cuando gustan de comunicarse con el exterior, mostrando sus tesoros artísticos, o dando a probar sus dulces.




          La iglesia del Corpus Christi, pertenece al convento de religiosas jerónimas, llamadas "Las Carboneras" por un cuadro de la Inmaculada encontrado en una carbonería. Cuenta la historia, que unos muchachos jugaban con el lienzo que el padre de uno de ellos les había dado. Dicho señor tenía una carbonería donde encontró el lienzo entre el carbón y antes de tirarlo, se lo entregó a su hijo para que jugara con él. Un franciscano que pasaba por allí, vio el lienzo con el que jugaban los chicos y se lo compró por unos reales. El franciscano, fray José de Canalejas, llevó el cuadro al convento más cercano que estaba por allí, siendo nuestro convento del Corpus Cristi de religiosas Jerónimas las encargadas de custodiar el cuadro desde entonces. Desde ese día, el convento se conoce como "Las Carboneras".



           El convento fue fundado por una descendiente de Beatriz Galindo "La Latina", era Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa de Castellar, que conseguía el 8 de septiembre de 1607 fundar el nuevo convento, y aunque vivió en el mismo, murió sin poder profesar. Pronto trajo a las primeras religiosas, que junto a su hermana y su hija, doña Juana Ramírez de Saavedra, formaron  una comunidad pronto acreditada por su rigurosa vida y notables virtudes.

          El arquitecto del edificio fue Miguel de Soria, el que estaría satisfecho si viera que más de cuatrocientos años después, su edificación sigue intacta desde el día de su inauguración, siendo de los poquitos edificios que existen hoy en Madrid, que se mantienen como el primer día.
         Desde fuera, nadie pudiera saber que se trata de un monasterio, ya que no hay nada que indique lo contrario, ni torres, ni campanarios, ni cruces, ni atrios, solo un pequeño detalle en la puerta, una portada barroca con un relieve sobre el dintel, que representa a San Jerónimo y Santa Paula adorando al Santísimo Sacramento y rematado por una cruz, obra de la escuela de los Leoni. Ese es el único guiño religioso que ornamenta toda la fachada.


 Portada barroca de entrada al templo

Relieve que representa a San Jerónimo y Santa Paula
 adorando al Santísimo Sacramento, es obra de la escuela de los Leoni



          En el interior nos encontramos con una sola nave con bóveda de medio cañón de tres tramos con lunetos y piladas estriadas sin capitel. La entrada al templo se hace por el lado de la Epístola, siendo la única entrada desde la calle. A los pies de la nave, se encuentran las rejas del coro bajo y coro alto conventual.


Interior del Templo

Vista del alto y bajo coro conventual a los pies de la iglesia

Lado del Evangelio, con el altar de la Virgen Carbonera

          La capilla mayor, está elevada sobre el resto de la nave y en el retablo, obra del granadino Antón de Morales en el siglo XVII, se encuentra el lienzo que representa la última cena, obra de Vicente Carducho.

Retablo del siglo XVII, obra del granadino Antón de Morales

Calvario que remata el retablo, obra atribuida a Pompoy Leoni por su semejanza al del Escorial


          Un valioso cuadro que nos muestra una perspectiva distinta de la posición de los asistentes en la mesa, ya que estamos acostumbrados a ver la cena en horizontal, estando Jesús en el centro y los Apóstoles a ambos lados, aquí vemos la mesa hacia nosotros, estando Jesús al fondo.


El gran lienzo "La Cena", obra de Vicente Carducho


En uno de los lados de la capilla mayor, se encuentra el cuadro con la fundadora difunta.

Retablo con el lienzo de San Jerónimo, obra de Francisco Herrera "el mozo"

Retablo con el lienzo de Santa Paula, atribuido a Francisco Herrera "el mozo"

          Retablo de la Virgen Carbonera. Aquí nos encontramos con un retablo rococó labrado en madera tallada, del siglo XVIII y que fue concebido expresamente para albergar el cuadro de la Carbonera. Este retablo está restaurado recientemente por la Casa Alborá, y centrado en él, el lienzo del cuadro que da nombre al convento, a las religiosas y al edificio entero. Un cuadro de dudosa calidad artística y por supuesto, anónimo. Pero la historia ha querido que sea un cuadro muy valioso en cuanto a valor sentimental y sobre todo, histórico. A ambos lados, nos encontramos con dos hornacinas vacías, de las que ignoro que habría o que habrá en un futuro.

Retablo rococó del siglo XVIII que alberga la Inmaculada "Carbonera"



           Retablo de la Virgen de las Tribulaciones. Un retablo de mediados del siglo XVII, de la escuela de Pedro de la Torre, que contiene unos cuadros atribuidos a Francisco Herrera el mozo. En el centro se encuentra la escultura de la Virgen de las Tribulaciones, obra de José de Tomás en 1832. En el ático, un Cristo crucificado del XVII en madera tallada de muy buena factura.


 Retablo de la Virgen de las Tribulaciones.

          Retablo de San Antonio de Padua. Un retablo similar al anterior, de mediados del XVII y atribuido quizás a la escuela de Pedro de la Torre, Herrera Barnuevo o Alonso Cano. Es de madera tallada, dorada y policromada. La escultura del titular, es del siglo XVII. Este retablo sufrió graves daños en su mudanza de otro lugar de la nave y ha sido restaurado recientemente.




Cristo crucificado en el lado de la Epístola

          El resto de los cuadros del templo, no son de gran calidad y no los vamos a mencionar. Pero lo que sí es menester hablar, es del gran tesoro que se esconde en la clausura de este convento, entre los que podemos resaltar una imagen de Cristo, que según la tradición, llevaba Santa Teresa en sus viajes y que pasó luego a poder de fray Jerónimo Gracián de la Madre de Dios y donado a la fundadora, siendo lujosamente enmarcado. Se guarda en el coro.